"La Sociedad de Mario" por Jesús María Cascón
No hay más que echar un vistazo a Internet para darse cuenta de la magnitud de la figura del que ahora desembarca en Andalucía. En septiembre de 2012, Mario Conde aceptó presentarse como candidato de Sociedad Civil y Democracia a las elecciones al Parlamento de Galicia de 2012. El protagonista de este artículo se hizo conocido en los años 1980 por ser el presidente del Banco Español de Crédito (Banesto), a los treinta y nueve años de edad. Su carrera empresarial se vio truncada en diciembre de 1993 por el escándalo financiero conocido como caso Banesto, por el que fue condenado a veinte años de prisión por el Tribunal Supremo.
Sólo contaba veinte y cuatro primaveras cuando aprobó las oposiciones a la abogacía del Estado, y estuvo inmerso en las dos primeras Opas hostiles de nuestra democracia, alcanzando la cúspide de las finanzas españolas junto a Juan Abelló, en una época convulsa pero muy productiva para la economía nacional. Eran tiempos de nacimientos, de reconversiones, de fusiones y cambios.
En 1993, Luis Ángel Rojo, gobernador del Banco de España, destituyó el consejo de administración de Banesto ante el agujero patrimonial de la entidad, cercano a los 2.705 millones de euros. Conde siempre ha mantenido su inocencia , afirmando que tanto la intervención de Banesto como las posteriores resoluciones judiciales fueron influenciadas por voluntades políticas, y argumentando que en el caso Argentia Trust, donde se le condena por la apropiación indebida de seiscientos millones de pesetas, hubo falsos testimonios en el juicio en referencia a Diego Selva y Antonio Navalón. Por tal motivo denunció a ambos, siendo absueltos por el juzgado de lo penal número 11 de Madrid, siguiendo el criterio de la fiscalía.
No se alarmen, todo esto está en la red, viene en Wikipedia, si le preguntas al propio Conde te dirá que sí o que no es del todo correcto, que hay muchas cosas que explicar. Un hombre que, tras depositar quinientos kilos de billetes, evitó la cárcel en primera instancia. Que luego fue condenado y pisó Alcalá Meco, aunque gran parte de su condena la pasó yendo a dormir al centro Victoria Kent. Probablemente haya sido el empresario que más dinero ha tenido que desembolsar por condenas. Y sigue en el candelero.
Por una cosa u otra, por ser un personaje de impresionante ascenso y mayor caída, por su capacidad para levantarse cada vez que se la pega, Mario Conde siempre debe tenerse en cuenta. No se ha apartado de la primera línea de la actualidad en ningún momento, mantiene contacto con la realidad política española y ahora extiende sus pretensiones de cambio del sistema hasta nuestros pagos.
El partido que él lidera, con escaso éxito en Galicia, sigue pregonando a los cuatro vientos que para cambiar el actual estado de cosas hay que parecer del sistema, sin serlo. Fundarse como partido político pero con la capacidad de aglutinar asociaciones, estamentos, foros y grupos de pensamiento e iniciativas, sin lobbys económicos ni poderosos armados con el vil metal llamado dinero. Es la estrategia del partido que ahora entra en Andalucía, justo en medio de una marea de desilusiones civiles tan enorme que, seguramente, casi nadie de los ciudadanos de esta comunidad quiere ir a votar a nada ni a nadie en ningún comicio electoral, si tuviesen que hacerlo mañana mismo.
Si la Sociedad Civil Democrática aspira a quitar a los que hay para poner a los ciudadanos al timón de nuestra sociedad, seguramente tendrá el apoyo de muchos. Si, por el contrario, pretende el quítate tú para ponerme yo, se convertirá en uno más, uno de tantos. Conde nunca ha sido igual a nadie, siempre ha sido diferente. Desde la facultad. Y no creo que tenga edad para cambiar. Parece que cumplirá lo que promete.
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