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"Pésimo Panorama"

"Pésimo Panorama"

Jesús Cascón Murillo.- Paso atrás, como los cangrejos. A excepción de Almería, el PP ha sido derrotado a niveles provinciales con contundencia, siendo significativo el varapalo en Sevilla, donde el divorcio entre la antigua dirección y la nueva ha quedado de manifiesto. Ante este panorama, y con una Susana Díaz crecida, no valen medias tintas. Es inconcebible que, tras más de treinta años de gobierno socialista, el PSOE siga estando a años luz, electoramente hablando. De nada vale el descrédito ante casos como los ERE, los cursos de formación y tantos otros escándalos que en cualquier comunidad, no subvencionada y dependiente, como la andaluza, ya habrían mandado a sus dirigentes a los bancos de la oposición por no hablar de la cárcel ante tanto sinvergüenza.

Para empezar, al PP andaluz y a su flamante líder se le han acabado las excusas. Apenas once semanas dan para poco y, por tanto, esta derrota no se le puede achacar a Moreno Bonilla, aunque sigo opinando que su elección a dedo abrió unas heridas aún no cicatrizadas, pero sí que es hora de que su cambio, si es efectivo, comience a cristalizar en una nueva imagen, un nuevo estilo y, sobre todo, un nuevo mensaje. Basta ya de buscar excusas y darse cuenta que hay que mover banquillos, que hay que contar con nuevas caras y dejar de promocionar amiguetes fieles en las listas electorales y en las direcciones provinciales. Quizás ha llegado el momento de que alguien con autoridad en el partido de un puñetazo encima de la mesa y exija una revolución dentro del PP, alguien que se atreva a dar el protagonismo a los militantes y que sean estos los que decidan, con su voz y sus votos, quién o quienes deben estar al frente del partido, que puedan decidir en listas abiertas y que no sea el dedo divino del "mandamás" de turno el que decida por ellos.

Y no hablemos de la otra "revolución" pendiente en este PP, no sólo a nivel andaluz sino a nivel nacional: definir el papel que deberían jugar los jóvenes del partido, unos jóvenes que viendo el éxito electoral de Podemos han perdido peso y representatividad ante los jóvenes; y es que, por desgracia, la mayoría de los jóvenes del PP se muestran más preocupados por poder entrar en unas listas electorales y asegurarse su modus vivendi, que luchar por mejorar el futuro de una juventud cada día más desencantada con la política…
En fin que después del batacazo del pasado domingo ha llegado el momento de que se analice, además, por qué miles de ciudadanos andaluces no les votan o han dejado de hacerlo. Y que hagan algo. Y que lo que tengan que hacer lo hagan rápido.

Es precisamente en Andalucía donde se han visto las reacciones más comedidas al impulso del partido de Pablo Iglesias, sin duda porque tienen otras preocupaciones, pero bien haría el partido en dejar de criticar al que ya posee cinco escaños en el parlamento europeo y, como los pilotos de Fórmula 1 al final de las carreras, mirar de soslayo a su monoplaza para intentar adivinar dónde radica su secreto, qué le ha dado tanta velocidad, potencia y equilibrio. A lo mejor aprenden algo positivo de cara al futuro. Desde luego, si se siguen enrocando en subir los impuestos y bajar los sueldos, muchos otros partidos les seguirán rebasando por la izquierda. Al tiempo.

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