EL CERRO DEL TORO: UN PROYECTO DE RECUPERACION PARTICIPATIVA DEL PATRIMONIO GEOLOGICO por Fernando Alcalde Rodríguez
Con este artículo pretendo dar a conocer el proyecto de recuperación de las antiguas explotaciones mineras del Cerro del Toro (Motril, Granada). La investigación realizada ha puesto en evidencia la existencia de labores antiguas al menos desde el siglo VIII al XIII, y posiblemente desde el Calcolítico. La intervención se centra en la reforestación y acondicionamiento didáctico de los exteriores, y la consolidación y adecuación como centro de interpretación del interior de las galerías. El presupuesto total es de casi un millón de euros y se pretende que participe el conjunto de la población mediante la creación de voluntariado ambiental.
El conjunto minero-forestal del Cerro del Toro (Motril, Granada) está constituido por restos de labores mineras de los siglos XIX-XX, dentro de una pequeña masa forestal que circunda las explotaciones. Se trata de casi treinta hectáreas de filitas, calizas y dolomías permotriásicas del manto de Alcázar (Aldaya, 1969) pertenecientes al complejo Alpujárride (Zonas Internas de las Cordilleras Béticas) con pequeñas intercalaciones de rocas subvolcánicas de la serie de las toleitas (Higueras, 1979)
La mena explotada ha sido mayoritariamente zinc (esfalerita) y en menor medida galena y fluorita. Otros compuestos minoritarios identificados son pirita, tetraedrita, bornita, calcopirita, smithsonita y cerusita (Higueras et al 1981). La mineralización encaja en las dolomías masivas alpujárrides, disponiéndose de modo concordante a la estratificación debido al control sedimentario de su depósito (Martín y Torres-Ruiz, 1982). El yacimiento presenta una estructura interna de sinforme de dirección NW-SE. El flanco NE es prácticamente vertical, determinando que la mineralización aflorase extensamente en superficie, y que fuese explotada a cielo abierto posiblemente desde la prehistoria.
En el entorno de las explotaciones se han identificado restos arqueológicos de edad Calcolítico (Malpica, 1991) y un conjunto de cerámicas que demuestran la ocupación de la zona entre los siglos VIII-XIII (González Becerra, 1998) que han sido asociadas a labores mineras. Del mismo modo, ha sido reconocido este yacimiento en las citas documentales del siglo XI, concretamente en el texto de Al-Idrisi (González Becerra, 1992). No obstante, son escasas las evidencias directas de labores mineras, debido a la intensidad de la explotación realizada en la segunda mitad del siglo XX que extrajo del orden de 250.000 t de mineral.
Aunque la asociación F-Pb-Zn es frecuente en el contexto alpujárride, son muy escasas las manifestaciones de la esfalerita como constituyente mayoritario (Arana, R., 1973). Finalmente, la zona tiene un alto valor sentimental en la población ya que su cercanía a la ciudad ha hecho que sea un lugar habitual de esparcimiento.
En la actualidad la zona se encuentra protegida por el Plan General de Ordenación Urbana como Suelo No Urbanizable de Protección Especial Arqueológica.
El interés patrimonial y cultural del espacio, sus valores ambientales y paisajísticos así como su cercanía a la ciudad de Motril, periférico al suelo urbanizable, ha planteado su recuperación como área de ocio naturalizada con usos didácticos, turísticos y deportivos (Alcalde, F., 2000) mediante una doble actuación:
La primera, sobre los restos de labores mediante la consolidación de las galerías y la restauración del paisaje degradado. En el interior de las labores se pretende construir un pequeño museo local, y un centro de interpretación de la minería. con escenificación de la evolución de la tecnología de explotación, restos de las mineralizaciones y explicación del proceso genético, apoyado en un montaje audiovisual en el interior. Parte de las galerías y del entorno exterior estará destinado a actividades deportivas mediante su acondicionamiento con medidas de accesibilidad y seguridad.
El segundo conjunto de actuaciones se centra en la recuperación de los espacios exteriores degradados, reforestación y equipamiento con mobiliario interpretativo, deportivo y de uso público. Fauna, flora, paisaje, actividad humana y el límite Permo-Triásico serán los elementos interpretativos a desarrollar en esta zona.
El mayor interés del proyecto se centra en la puesta en funcionamiento de un programa de voluntariado ambiental destinado a la participación del conjunto de la sociedad en la recuperación de este espacio. Un primer programa destinado a los alumnos de enseñanza primaria y secundaria se canaliza desde los colegios a través del Grupo de Trabajo de Educación Ambiental conformado por profesores y monitores del ayuntamiento. Un segundo programa, destinado al conjunto de la población pretende implicar a todos ciudadanos que quieran colaborar en este proyecto, mediante actividades de reforestación, limpieza y señalización de itinerarios.
La motivación para la acción incluye la realización de exposiciones mineralógicas y paleontológicas, charlas, salidas al campo y cuadernos didácticos para el alumnado, cuya función es difundir el valor del patrimonio geológico entre la población.
El conjunto de las actuaciones se financia por los Fondos FEDER en un 70% y la aportación municipal en el 30% restante. La Junta de Andalucía a través de subvenciones directas colabora en los programas de educación ambiental y reforestación.
El conjunto minero-forestal del Cerro del Toro (Motril, Granada) está constituido por restos de labores mineras de los siglos XIX-XX, dentro de una pequeña masa forestal que circunda las explotaciones. Se trata de casi treinta hectáreas de filitas, calizas y dolomías permotriásicas del manto de Alcázar (Aldaya, 1969) pertenecientes al complejo Alpujárride (Zonas Internas de las Cordilleras Béticas) con pequeñas intercalaciones de rocas subvolcánicas de la serie de las toleitas (Higueras, 1979)
La mena explotada ha sido mayoritariamente zinc (esfalerita) y en menor medida galena y fluorita. Otros compuestos minoritarios identificados son pirita, tetraedrita, bornita, calcopirita, smithsonita y cerusita (Higueras et al 1981). La mineralización encaja en las dolomías masivas alpujárrides, disponiéndose de modo concordante a la estratificación debido al control sedimentario de su depósito (Martín y Torres-Ruiz, 1982). El yacimiento presenta una estructura interna de sinforme de dirección NW-SE. El flanco NE es prácticamente vertical, determinando que la mineralización aflorase extensamente en superficie, y que fuese explotada a cielo abierto posiblemente desde la prehistoria.
En el entorno de las explotaciones se han identificado restos arqueológicos de edad Calcolítico (Malpica, 1991) y un conjunto de cerámicas que demuestran la ocupación de la zona entre los siglos VIII-XIII (González Becerra, 1998) que han sido asociadas a labores mineras. Del mismo modo, ha sido reconocido este yacimiento en las citas documentales del siglo XI, concretamente en el texto de Al-Idrisi (González Becerra, 1992). No obstante, son escasas las evidencias directas de labores mineras, debido a la intensidad de la explotación realizada en la segunda mitad del siglo XX que extrajo del orden de 250.000 t de mineral.
Aunque la asociación F-Pb-Zn es frecuente en el contexto alpujárride, son muy escasas las manifestaciones de la esfalerita como constituyente mayoritario (Arana, R., 1973). Finalmente, la zona tiene un alto valor sentimental en la población ya que su cercanía a la ciudad ha hecho que sea un lugar habitual de esparcimiento.
En la actualidad la zona se encuentra protegida por el Plan General de Ordenación Urbana como Suelo No Urbanizable de Protección Especial Arqueológica.
El interés patrimonial y cultural del espacio, sus valores ambientales y paisajísticos así como su cercanía a la ciudad de Motril, periférico al suelo urbanizable, ha planteado su recuperación como área de ocio naturalizada con usos didácticos, turísticos y deportivos (Alcalde, F., 2000) mediante una doble actuación:
La primera, sobre los restos de labores mediante la consolidación de las galerías y la restauración del paisaje degradado. En el interior de las labores se pretende construir un pequeño museo local, y un centro de interpretación de la minería. con escenificación de la evolución de la tecnología de explotación, restos de las mineralizaciones y explicación del proceso genético, apoyado en un montaje audiovisual en el interior. Parte de las galerías y del entorno exterior estará destinado a actividades deportivas mediante su acondicionamiento con medidas de accesibilidad y seguridad.
El segundo conjunto de actuaciones se centra en la recuperación de los espacios exteriores degradados, reforestación y equipamiento con mobiliario interpretativo, deportivo y de uso público. Fauna, flora, paisaje, actividad humana y el límite Permo-Triásico serán los elementos interpretativos a desarrollar en esta zona.
El mayor interés del proyecto se centra en la puesta en funcionamiento de un programa de voluntariado ambiental destinado a la participación del conjunto de la sociedad en la recuperación de este espacio. Un primer programa destinado a los alumnos de enseñanza primaria y secundaria se canaliza desde los colegios a través del Grupo de Trabajo de Educación Ambiental conformado por profesores y monitores del ayuntamiento. Un segundo programa, destinado al conjunto de la población pretende implicar a todos ciudadanos que quieran colaborar en este proyecto, mediante actividades de reforestación, limpieza y señalización de itinerarios.
La motivación para la acción incluye la realización de exposiciones mineralógicas y paleontológicas, charlas, salidas al campo y cuadernos didácticos para el alumnado, cuya función es difundir el valor del patrimonio geológico entre la población.
El conjunto de las actuaciones se financia por los Fondos FEDER en un 70% y la aportación municipal en el 30% restante. La Junta de Andalucía a través de subvenciones directas colabora en los programas de educación ambiental y reforestación.
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