"Tarjeta roja a Rocío y a Juan Carlos" por Juan Mateo lópez
Lo de Almuñécar es triste. Triste por Rocío Palacios y por Juan Carlos Benavides, y por ese orden. Triste por aquellos que han respaldado, desde la honorabilidad de las siglas que sostienen los pilares de nuestra democracia y desde la representación institucional que ostentan, el lenguaje ruin y “verdulero”, exhibido por Rocío Palacios y Juan Carlos Benavides, al defender lo indefendible. Triste para los que mueven el molinillo para que huela más y peor.
Si en vez de dos corporativos en un pleno municipal hubieran sido dos jugadores en un campo de fútbol, el colegiado no lo habría dudado y le hubiera enseñado tarjeta roja a los dos por no saber estar.
Cuando dos jugadores se ven implicados en estas historias, no son los equipos los responsables, ni siquiera el entrenador, ni sus padres y menos los vecinos del quinto. Son ellos dos. Los dos con sus nombres y apellidos. Y debe ser así por que no es descabellada la idea de salvaguardar nuestras siglas políticas y nuestras instituciones por encima de confrontaciones inmaduras. Los que la dirigen o militan en ellas deben recordar que es un patrimonio que no les pertenece de manera exclusiva.
La sucia táctica empleada en el deporte de provocar al contrario acordándose de la familia del jugador que cubre con el objetivo de que éste le lance un mamporro, el árbitro le vea y lo expulse por su acción agresiva, es justo lo que ha ocurrido entre Palacios y Benavides.
Durante todos los años de mandato, Palacios jamás pudo con el siempre fajador Benavides, curtido en las mil batallas que genera la política orgánica de partido y la pública institucional. Benavides ha caído en la trampa que se le tiende a los novatos. Es como el campeón de Fórmula-1que jamás tuvo un accidente en pista y cuando la experiencia es su mayor virtud resulta herido de gravedad en un accidente de carretera.
A quién le haya llegado esta triste historia lejos de nuestras fronteras de la costa, seguro que se harán connotaciones que no corresponden con la realidad de quiénes son Rocío Palacios y Juan Carlos Benavides. Haría falta mucho espacio en este blog para hablar bien de Rocío y mucho más para hablar bien de Juan Carlos. Hablar de su vida pública y de su talante personal. Ya lo dijo alguien ilustre y santo, "lo que definen a las personas es su trayectoria y no los grandes hechos" o las meteduras de pata.
A Rocío sus siglas le debe mucho por el coraje demostrado, pública y orgánicamente, en los momentos más delicados de su partido e igual valoración se podría obtener de Juan Carlos por los años que ha trabajado en favor de su pueblo. Ante esta circunstancia permítanme sacarle tarjeta roja a los dos, pero sin ningún partido de sanción.
1 comentario
Cecilio -
Palacios por los insultos que le ha proferido el indeseable alcalde de
Almuñecar, no se merece Almuñecar tener a su frente a un ser como es
Benavides, y lamento que haya nacido en Motril, la hora de los caciques pasó y
a este hay que darle bola ya.