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“La herencia de Franco” por Francisco Pérez Terrón

“La herencia de Franco”  por Francisco Pérez Terrón

(Empezaré presentándome En el periódico “Motril Información” he mantenido durante cinco o seis años un texto semanal de opinión que se llamaba “La columna a la izquierda.” Al desaparecer la cabecera me quedé huérfano de periódico. Los tiempos van cambiando las cosas y ahora me ofrecen colaborar en Motril@Digital. Por mi parte estoy encantado, porque estas columnas me sirven de desahogo para mi creciente indignación.  Estoy agradecido y si mis columnas pueden ser útiles, hoy mismo empiezo.) 

Ya sé que la culpabilidad no es hereditaria. Bueno, eso según ciertas legislaciones; porque los cristianos creyentes saben que su Dios los condenó a heredar eternamente el delito de Eva por haber mordido la manzana. ¡Allá ellos!

Eso dicho, me llena de indignación oír en la “tele” que las nietas de Franco disfrutan de un patrimonio envidiable, cuando los nietos de las víctimas de su abuelo no tienen medios para desenterrar a los suyos, que permanecen en las cunetas.

¿De donde procede ese suculento patrimonio?

Si aceptamos que el dictador fue un delincuente y un perjuro contra las leyes en vigor, y que usurpó el poder y que se enriqueció fraudulentamente, ese patrimonio robado a los españoles, debió ser restituido al nuevo Estado de Derecho. Todo lo demás es fraude y ese patrimonio de las nietas denuncia el fraude. Las nietas de Franco pueden disponer de cuanto hayan obtenido con su trabajo; pero ¿es que trabajan?

Lo malo es que el poder que padecemos ahora no ha reconocido nunca que aquello fue el mayor acto de violencia padecido por España y el mayor fraude de la historia.

Yo quiero otro poder con más respeto por las leyes naturales; y que piense que aquel que roba debe pagar por lo robado; y que el que las da las toma.

Quiero otro poder, como sea; sí , como sea.

Puede ocurrir que un juez de este poder, venga a preguntarme lo que quiero decir. Puede suceder que la policía de este poder se presente en casa pidiéndome que me defina. No es necesario, quiero otro poder sea como sea; piensen ustedes lo que más les guste.

Si el poder que ahora nos impone sus criterios no es capaz de reconocer que los delitos son siempre delitos sean o no reconocidos por unas leyes dictadas expresamente para provocar su impunidad, esas leyes no pueden aceptarse.

Nunca he sido un memorión, pero creo recordar que era Santo Tomás de Aquino, el más aristotélico de los santos filósofos, el que sostenía que las leyes que se dictan deben ser la interpretación de la ley natural. Si no es así, esos dictados, ni son leyes ni son nada.

Yo quiero otro poder ¡como sea!

EL AUTOR

FRANCISCO PÉREZ TERRÓN nace en Motril (Granada) en 1926. Inicia los estudios de derecho en la Facultad del Sacromonte de Granada, pero los abandona para matricularse en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid. Trabaja dos años en el diario Pueblo, hasta que concursa para agregados y adjuntos de prensa de embajada y es destinado a Oslo (Noruega) durante siete años. Abandona dicha embajada por voluntad propia y se instala en París como jefe del Despacho de Prensa del Gobierno Republicano en el Exilio, obteniendo el refugio político bajo la protección de la OFPRA. Participa en acciones de la última guerrilla que operó en España, en el Pirineo navarro y aragonés, y de regreso a París, trabaja para la editorial Ruedo Ibérico. 

Tras un reciclaje profesional, ejerce de interiorista en París, además de colaborar como militante en Mundo Obrero e Información Española. De vuelta a España en 1976, se incorpora a Mundo Obrero, pero al cerrar esta cabecera como diario, vuelve a instalarse como interiorista en Madrid hasta su jubilación. En 1993 regresa a Motril, su pueblo natal, donde reside actualmente.

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